21 feb 2010

Vivo una fase de mi vida de desarrollo, crecimiento y aprendizaje. Disfrutando personas y momentos que me han transportado a un mundo de reflexiones. Un mundo donde la recapacitación interior es un reflejo del exterior.

Ella duerme, un profundo sueño la transporta a un mundo mágico. Un lugar que al mirar al horizonte, cuando el sol comienza a unirse al final de la gran masa de agua salada, transforma la tonalidad del reflejo del mar, creando un ambiente cálido, modificando los pequeños diamantes de sal en reflejos dorados.


Ella camina mirando los colores rojizos, morados y lilas que el mar refleja hasta entrar por sus ojos verdes, avanza dando pasos firmes sintiendo el piso suave, sus pies se hunden lentamente dejando pasar entre sus dedos la piedra molida por los años. Comienza a caminar lentamente dirigiéndose hacia la gran masa de agua que nunca cesa de moverse, observa como las grandes montañas de agua se crean a unos metros de donde está parada, explotan, revolviendo una espuma blanca que comienza a avanzar con gran fuerza, lentamente comienza a disminuir su intensidad mojando y delineando sus pies.


Avanza recorriendo la orilla jugando con el agua que se acerca y se aleja dejando sus huellas marcadas en la húmeda arena que el agua se encarga de borrarlas. La brisa, que viaja con el viento, mueve su blanco cabello de un lado hacia otro. Levanta su mirada observando a lo lejos; cerca de las rocas, una fila de pequeñas viviendas de diferentes colores y tamaños. Se detiene a observar los detalles de cada uno de los refugios instalados en uno de los extremos de la playa, al pie de una gran montaña de tierra rojiza y abundante vegetación. Observa el primero, una gran lona amarilla, vieja y corroída por el tiempo, amarrada a una casa rodante de un color amarillo opaco que refleja el paso de los años y largos viajes, iluminada por una lámpara incandescente. Del lado derecho, hay dos pequeñas cabañas de una tela muy delgada que las cubre un rectángulo de plástico azul sostenida por seis tubos oxidados y doblados. Camina recorriendo la playa, observando cada una de las pequeñas moradas, observa una que llama su atención por ser la mas ordenada y limpia; las sillas, la mesa, la estufa están perfectamente cuidadas, la casa rodante es un pequeño camión con una casita sobre de él que decora el fondo del lugar. Al centro de las viviendas, hay una gran lona que contrasta el blanco y rojo, una mesa colgante donde hay diferentes vinos de mesa.


Ella comienza acercarse para poder ver a las personas que habitan cada uno de estos lugares. Observa que la mesa rectangular del primero, está llena, la rodean siete personas, la mujer mayor del lugar sirve los alimentos rápidamente caminado de un lado a otro, la comida no alcanza para abastecer a los integrantes, su mirada es dura. Camina frente al lugar, esquivando objetos que están tirados sobre la arena, entra, comienza a observa a cada uno, la mas pequeñita es seria, observa, espera a que le sirvan sus alimentos, está sentada con los pies sobre la silla, rodeando sus piernas con sus brazos, su cara la recarga sobre sus rodillas. La niña mayor ríe sin parar contando historias un poco absurdas, su mirada brilla resaltando sus ojos verdes y su sonrisa eterna. Uno de los jóvenes llama su atención, es serio, su mirada es fija, observa, mueve los ojos de un lado a otro intentando evitar la conversación, no habla. Hay otro joven sentado con una gran sonrisa, delgado, se levanta a servirse un vaso con agua agachándose para no golpear su cabeza contra la lona, platica y ríe. El hombre mas grande del lugar está sentando en una de las cabeceras de la mesa, los jóvenes le preguntan ansiosos por saber una respuesta, el responde algunas veces seriamente, otras, los hace reír. Ella se retira, camina hacia el siguiente lugar, ve a tres personas, un hombre, una niña y una adolescente; las mas pequeña lee, la joven ordena y limpia el lugar. Camina recorriendo cada uno de los campamentos, llega al del centro observando que los integrantes oran antes de cenar, lo cruza llegando al mas limpio y ordenado, el ambiente es calmado, ahí viven las dos personas mas grandes del grupo, ella está parada frente a la estufa cocinando poca comida, él, está hincado sobre la arena arreglando una de sus lámparas.


El frío se comienza a sentir, el atardecer le cede el lugar a la noche que es iluminada por una gran luna con ayuda de pequeños puntos que parpadean. Ella se retira caminando hacia el mar, al hacer contacto con el agua ella se desvanece fusionando con el agua salada. .


El amanecer comienza a bañar la mañana de colores, ella está recostada dentro de su camper, recargando su mejilla en su almohada. Una pequeña abertura entre dos cortinas permite el paso de un rayo de luz, ilumina su cabello, su cara, sus párpados. El interior de la casa rodante se comienza a iluminar, la decoración de madera comienza a brillar. Ella abre sus ojos que son encandilados por la luz intensa del exterior, los cierra rápidamente y los vuelve a abrir lentamente.


Se levanta estirando sus brazos, su piernas y se sienta en la orilla de la cama, estira su brazo para hacer a un lado la cortina e iluminar el interior. Su esposo, está recostado a un lado y comienza a moverse lentamente. Ella se levanta, camina hacia la puerta, la abre, sus ojos se comienzan a iluminar al observar que el exterior de su campamento es un lugar ordenado y limpio, las sillas, la mesa y la estufa está perfectamente cuidadas, voltea hacia atrás, ve su casa rodante, un camión con una pequeña casita arriba. Baja los dos escalones para tocar la arena, camina un poco hacia adelante, cruza su toldo y sale, voltea hacia la izquierda, ve una serie de pequeños campamentos, comienza a caminar recorriendo cada un observando los detalles de cada lugar, cruza uno de ellos y voltea hacia arriba, ve un lona de color rojo con blanco y del lado izquierdo una pequeña mesa colgante con varios vinos de mesa, sigue caminando, frente a ella observa una gran sombra proyectada en la arena por una lona rectangular de color amarillo, vieja y corroída, del lado izquierdo hay una casa rodante de color amarillo opaco muy vieja.


Con una gran sonrisa Ella recorre el lugar, observa detrás de los campamentos una gran montaña de piedra rojiza, camina, observa las explosiones de las olas en las rocas, el oleaje que se forman a unos metros de la orilla, las huellas que los integrantes del grupo han dejado marcadas en la arena durante su estancia.